martes, 27 de septiembre de 2011

Juego musical nº 2: “Frío, frío...caliente, caliente...”

Dirigido a: niños a partir de 4 años
Nº de jugadores: Indefinido (mínimo, dos)
Material: De entrada, ninguno. Es opcional el uso de pequeños instrumentos de percusión (o, simplemente, de elementos caseros) con los que podamos generar sonido.
Finalidad: Practicar la intensidad (es decir, el volumen) del sonido.

Este divertido (mis alumnos dan fé de ello) y sencillo juego es una "versión sonora" del clásico que todos conocemos en el que un jugador esconde alguna cosa delante del resto de participantes, excepto de uno que desaparece momentáneamente del lugar. Este último tendrá como misión encontrar el objeto escondido, siguiendo las pistas de sus compañeros. Si estos le dicen "frío, frío...", él entenderá que está lejos de su objetivo y que debe buscar en otro sitio; si oye "caliente, caliente...", sin duda, se acerca a él.
En la versión que aquí os presento, los jugadores darán las pistas sin verbalizar las palabras "frío" o "caliente"; lo harán mediante sonidos que podrán producir de "mil maneras" diferentes: dando palmas, golpeando con los pies en el suelo, agitando o frotando algún instrumento pequeño de percusión...etc; incluso podemos utilizar cualquier objeto casero que se tenga al abasto, como unos cubiertos, una botellas vacías, unas tapas de olla...para producir el sonido (esta última idea puede dar un toque especialmente divertido al juego...).
Realizar sonidos fuertes tendrá el mismo significado que decir "caliente, caliente...", y si estos son flojos, "frío,frío...". También será interesante que, a medida que el jugador "rastreador" se vaya acercando al objetivo, el resto de participantes hagan un sonido que vaya gradualmente de flojo a fuerte (en términos musicales, esto es hacer un crescendo) y al contrario; cuando éste se aleje del objeto escondido,  el resto deberá pasar, paulatinamente, de un sonido fuerte a uno débil (a esto, los músicos lo llamamos decrescendo).
Evidentemente, se acabará de jugar cuando se encuentra el objeto.
Éste es un juego ideal para dinamizar reuniones de amigos/familia con niños por la simplicidad de la propuesta tanto a nivel de reglamento como de recursos necesarios para llevarlo a cabo.
¡A jugaaaaar!

lunes, 19 de septiembre de 2011

Ideas para escuchar música (clásica) con niños

Como profesora de lenguaje musical, habitualmente recomiendo a los padres de mis alumnos que escuchen música clásica con sus hijos para que estos la perciban como algo integrado en sus vidas cotidianas, y no como un elemento "circunstancial" de su aprendizaje en el conservatorio.  Es muy frecuente que las familias, a esta sugerencia, respondan que, entre colegios, deberes, actividades extraescolares, etc,etc..., poco tiempo les queda para poderla llevar a cabo... así que yo, para animarles a hacerlo, les suelo ofrecer una serie de sencillas ideas que les den la oportunidad de tener más contacto con la música, pasando, a su vez,  un buen rato con sus hijos y sin que prácticamente les "robe" tiempo de sus quehaceres cotidianos. Estas ideas son las que querría compartir aquí con vosotros.

Para empezar, acostumbro a sugerir que aprovechen momentos del día "muertos", como los trayectos en coche (que en la vida moderna, suelen ser frecuentes) o la hora del baño, para ponerles  música a sus hijos. Hasta el padre o madre más melómano/a puede sentirse  algo perdido a la hora de escoger un repertorio clásico adecuado a los gustos de los más pequeños. Yo recomendaría hacerse con algún recopilatorio de música clásica para niños (a mí me gusta especialmente la colección de "Clásicos populares infantiles")  y con algún cuento musical. También sería bueno conocer qué obras se están escuchando en el colegio (o en la escuela de música o conservatorio) e incluirlas en nuestra discoteca particular para que los niños las vuelvan a disfrutar y recuerden lo aprendido. En cualquier caso, en la barra lateral derecha de este blog iréis encontrando diversas sugerencias.

Asistir a conciertos  pedagógicos para el público infantil es otra buena opción.  Suelen tener lugar en auditorios y/o teatros los fines de semana, a mediodía o a primera hora de la tarde.  Las profesoras de lenguaje musical del Conservatorio de Tarragona (donde yo trabajo) cada año organizamos alguna salida a Barcelona con nuestros alumnos para presenciar algunos de estos conciertos didácticos. En dicha ciudad, son muy recomendables los organizados por  el Auditori, el Palau y el Liceu.

También es buena idea consultar la programación de conciertos de alumnos de las escuelas de música y los conservatorios que tengamos cerca de nuestro lugar de residencia. Estos suelen estar abiertos al público en general y  habitualmente son gratuitos.

Por otro lado, podemos proponer a nuestros hijos ver algún programa de televisión dedicado a la música clásica y dirigido a los niños, como El conciertazo o El club de pizzicato, ambos, de TVE. Sin duda, a parte de educativos, son muy interesantes y atractivos. También son recomendables las películas infantiles en las que la música clásica tenga un "papel protagonista", como Fantasía  de Disney.

Otra idea divertida para compartir un tiempo de música con nuestros hijos sería bailar con ellos al ritmo de alguna danza. Muchas formas musicales clásicas como el minuet, la sarabanda, el vals o la giga provienen de danzas populares.
Además, como nunca es demasiado pronto para iniciar a los niños a la música clásica, también podemos aprovechar a hacerlo con nuestros bebés (sobretodo, con los menores de un año). Por experiencia propia (bailar fue la principal actividad que mi primer hijo y yo compartimos durante los primeros meses de su vida...) puedo decir que esto, además de ayudarnos a  tranquilizarlos y/o dormirlos..., nos permitirá pasar un rato muy agradable con ellos.


Y, por supuesto, la MEJOR manera de aproximar a los niños a la música clásica es asistiendo a algún concierto. Cuando los peques son bastante jovencitos (menores de 6 años),  podemos optar por quedarnos sólamente durante media parte  o durante uno o dos movimientos de una obra (o una o dos piezas cortas); es decir, no permanecer en el concierto más allá de los 20-30 minutos (recordemos que los niños no pueden mantener la atención y la concentración durante mucho rato seguido).
Antes del concierto, sería  importante que los padres explicaran que, a lo largo de éste, se debe mantener una actitud correcta (estar en silencio, permanecer sentado...). También es recomendable escoger un lugar cercano al escenario para que se pueda ver bien tanto a los músicos como a sus instrumentos.
También es fundamental la elección de la hora del concierto, ya que es muy probable que los niños estén más receptivos por la mañana o temprano por la tarde, que a última hora del día.

Y siempre que podamos, comentemos a nuestros hijos qué pieza están oyendo y quién es el compositor; conocer alguna anécdota de éste o del proceso de creación de la obra les encantará y les ayuda a recordarla.
Y pensad que  los niños pequeños disfrutan mucho repitiendo una actividad una y otra vez...así que es buena idea volver a escuchar las mismas músicas. Cuanto más familiar les resulta una obra, más la aprecian.
Así que...¡música, maestro...!

sábado, 10 de septiembre de 2011

Una mala noticia para los músicos

El pasado martes día 6, el Diari de Tarragona se hizo eco de esta noticia:

Multado un niño con 800 euros por tocar el trombón a media tarde 
Un niño de siete años que una tarde de julio tocaba el trombón en su casa fue multado con 800 euros tras las quejas de los vecinos. El joven es alumno de la Escola de Música de Tarragona. La Guàrdia Urbana ha intentado mediar entre las partes desde hace un año, sin éxito

La verdad es que me quedé atónita cuando la leí. No me lo podía creer.
Yo soy pianista, pareja de violinista, y amiga, compañera de trabajo y profesora de un montón de músicos  (pianistas, violinistas, guitarristas, contrabajistas, flautistas, cellistas, percusionistas, cantantes, trombonistas,...etc, etc, etc, etc....).
Me consta que a todos mis amig@s, compañer@s de trabajo y padres/madres de mis alumn@s nos encantaría vivir en casas grandres, sin vecinos colindantes, en las que tuviéramos nuestro propio "estudio" donde poder tocar (y situar)  nuestro instrumento (en mi caso, un piano de cola), además de nuestras partituras, libros musicales, CD´s...etc. Idealmente, este espacio estaría insonorizado para que ni nuestra familia, ni nuestros vecinos nos oyeran desafinar...pero la realidad es que la mayoría de nosotros  vivimos en pisos relativamente pequeños, con vecinos a norte, sur, este y oeste, y con un salón reconvertido en "sala de estar-comedor-estudio de música" invadido, incluso a veces, por un piano y saturado de partituras, libros musicales y CD´s que conviven con el sofá, la tele, la mes, las sillas.... Así que, en estas condiciones, el tema de la insonorización queda reducido al efecto que puedan tener la colocación de unas cortinas, una alfombra, o algo de parquet...y poco más. Y claro, cuando estudiamos (es decir, cuando practicamos nuestro instrumento para dar "a posteriori" un concierto), todo "quisqui" nos oye (desde mi casa escuchamos cómo toca la trompeta un amigo nuestro que vive en el edificio de al lado...). Y es cierto que esto puede ser un problema a nivel vecinal....y digo que "puede ser" porque, en mi opinión, "hablando se entiende la gente"... y antes de que "llegue la sangre al río" la comunicación (y la comprensión y la empatía) entre las dos partes se debe imponer.
No debe ser fácil tener vecinos músicos; yo misma, durante algunas temporadas,  he llegado a estudiar varias horas al día (cada día...) y entiendo perfectamente que eso pueda ser pesado para las personas que viven "pared con pared" conmigo. De hecho, cuando compramos nuestro piso "sobre plano", mi marido y yo nos preguntábamos con un cierto temor si nuestros vecinos aceptarían el hecho de vivir (mejor dicho, "convivir") con un violinista y una pianista. Afortunadamente, ellos siempre se han mostrado muy comprensivos y no hemos tenido ningún conflicto; eso sí, en cierta ocasión, una pareja vecina nos sugirió poner como "tope horario" a nuestro estudio las nueve de la noche, ya que ésta era la hora a la que su hijo se iba a dormir. Nosotros entendimos perfectamente el planteamiento y, a partir de entonces, siempre hemos respetado esta petición.
Así que, yo me pregunto...¿qué ha pasado, realmente, entre la familia del niño y sus vecinos? ¿Por qué no han sabido llegar a un acuerdo razonable entre ellos, prescindiendo de la justicia? Un niño de 7 años, aunque sea muy aplicado, toca muy poquito rato al día...y si además lo hace por la tarde, diría que está en su perfecto derecho...
En fín, por el bien del niño, su familia, sus vecinos...espero que pronto puedan llegar a una entente. La convivencia es lo primero.
Y vosotros...músicos, vecinos de músicos y público en general.... ¿qué opináis?

martes, 6 de septiembre de 2011

Ruidos a media noche

Ruido

(Del lat. rugĭtus)

    Sonido inarticulado, por lo general desagradable. 


Esta noche me he desvelado. La verdad es que, desde que nació Héctor, mi hijo mayor de dos años y medio, no he dormido una sóla noche "de un tirón". Él todavía se despierta, como mínimo, una o dos veces y Ariadna, su hermanita de cinco meses y medio, tampoco se queda corta...cada dos o tres horas (más o menos)  reclama la teta...y aunque duerme a mi lado, en la cama, y no me entero mucho de las tomas, de alguna manera siento que siempre tengo "un ojo cerrado y el otro abierto".
Así que, a veces, después de uno (o varios) despertares (consecutivos o simultáneos) de uno (o varios) de mis hijos...me desvelo. Es muy habitual. Pero hoy ellos no han sido los causantes de mi falta de sueño...¡al contrario!. Durante largos minutos y largas medias horas he podido observarlos durmiendo a "pierna suelta" (es la ley de Murphy...) mientras yo no era capaz de conciliar el sueño debido a un...¡ruido!.
Hace días que se oye el susodicho ruido en nuestra habitación. Es una especie de zumbido que parece provenir de un pequeño motor. Aparece a media noche y desaparece sobre las 8-9 de la mañana, así que mi marido y yo sospechamos que se puede tratar de algún aparato utilizado por un vecino, quizá para solventar algún problema de salud...(hoy nos dedicaremos a hacer de "Sherlock Holmes"  para tratar de esclarecer el misterio...).
El caso es que oir el mismo ruido durante horas ha sido horrible...parecía que éste  fuera perforándome el oído hasta llegar al cerebro, donde se quedaba instalado...me he acordado de mi hermano, que hace un tiempo me explicó que él siempre dormía con tapones para "aislarse" acústicamente y poder descansar bien (¡qué sabio!). De hecho, pensemos que el oído es el único sentido que no podemos "desconectar" del mundo exterior...(si se trata de la vista, cerramos los ojos...y ya está).
El ruido es uno de los problemas de la sociedad moderna. Al exceso de ruido ambiental (provocado por actividades relacionadas con el ser humano como el tráfico, los locales de ocio, la industria, etc), se le llama "contaminación acústica". Aunque a diferencia de la contaminación medioambiental el ruido no se acumula, traslada o mantiene en el tiempo, también éste puede causar graves daños en la calidad de vida de las personas si no se controla adecuadamente.
Mientras que la música (por lo general) nos genera placer y bienestar, el ruido puede causarnos distintos transtornos que pueden ir, si es moderado,  desde la irritabilidad, el estrés, las alteraciones del sueño (mi caso), la disminución de la atención, la  falta de rendimiento o la agresividad, hasta problemas psicológicos, como la depresión o la pérdida auditiva (parcial o total)...etc, si es extremo.  Un informe de la Organización Mundial de la Salud- la OMS- considera los 70 dB, como el límite superior deseable;en España, se establece como "nivel de comfort acústico" los 55dB; por encima de este nivel, el sonido resulta pernicioso para el descanso y la comunicación..
De hecho, cuando hablamos de "contaminación acústica" fácilmente nos vienen a la mente los reportajes que vemos a menudo en los programas de telerrealidad sobre personas que viven en barrios muy cercanos a un aeropuerto, teniendo que soportar, hora tras hora, el paso de aviones, con el consiguiente estruendo que eso produce. Los vecinos que denuncian dicha situación habitualmente se quejan de problemas para conciliar el sueño, dolores de cabeza, cansancio..
Incluso se dice (aunque ignoro si hay estudios serios que lo avalen) que los bebés cuyas madres han estado expuestas a ambientes muy ruidosos durante su embarazo y, especialmente, después del 5º mes de gestación (cuando el feto ya tiene la capacidad de oir) después son niños más irritables y más sensibles al ruido.
Así que...¡alejémonos (si podemos) del ruido!

sábado, 3 de septiembre de 2011

El método Tomatis

Fue una compañera de trabajo (profesora de lenguaje musical, como yo) quien me habló por primera vez del método Tomatis. Me comentó entusiasmada lo interesante de su planteamiento y lo eficaz en cuanto a sus resultado en el tratamiento de transtornos emocionales, conductuales, del habla o del aprendizaje, entre otros. Recuerdo sorprenderme de no haber sabido de su existencia hasta aquel momento (y, de hecho, unos pocos años más tarde, sigue sin ser muy conocido...). Creo que en una época como la actual en la que, inexplicablemente, cada vez vemos más y más niños en nuestras aulas diagnosticados y, posteriormente, medicados de diferentes transtornos como la hiperactividad, sería interesante descubrir (o redescubrir...) otros métodos no farmacológicos, como el método Tomatis, que les ayuden.

El método Tomatis fue creado por el otorrinolaringólogo francés Alfred A. Tomatis (1920-2001).
En el inicio de su andadura profesional, dos circunstancias le llevaron a formular lo que posteriormente se conocería como "Efecto Tomatis". El hecho de ser otorrinolaringólogo e hijo de cantantes líricos le dió la oportunidad de trabajar con artistas cuya voz se había "roto". Asímismo, gracias a un trabajo desarrollado en el  Laboratorio de acústica de los Arsenales de Aeronáutica (examinaba a personas que tenían deteriorada la audición por trabajar en los bancos de pruebas de los reactores supersónicos, para posteriormente decidir si se les debía indemnizar) pudo comprobar que estas personas, bastante a menudo, también sufrían una muy clara deformación de la voz. Se preguntó entonces si la audición dañada no era finalmente la causa de las perturbaciones de la voz, incluso en el caso de los cantantes.
A partir de esta hipótesis, empieza, en 1947, una serie de investigaciones en los dominios de la audiología y la fonología que le conducirán a la formulación de las leyes que en adelante fundamentarán el popularmente llamado "Efecto Tomatis", y que son la base del método que lleva su nombre y que es aplicado en los Institutos Tomatis por todo el planeta:

• la voz reproduce solo lo que el oído oye ;
• si modificamos la audición, se modifica instantánea e inconscientemente la voz ;
• es posible transformar duraderamente la fonación mediante una estimulación auditiva sostenida durante un cierto tiempo (ley de remanencia).

Así pues, Alfred Tomatis demostró que modificando las facultades auditivas de un sujeto (mediante la exposición de éste a estímulos sonoros como el canto gregoriano, la música de Mozart o la voz de su madre a través de un "oído electrónico") se obtenían transformaciones tanto en el habla como entre otros aspectos del paciente, como el comportamiento o el aprendizaje, debido a los estrechos vínculos que existen entre el oído, la voz y el sistema nervioso.

En esta entrevista de La Vanguardia podréis aprender un poquito más sobre el método Tomatis:

http://www.lavanguardia.es/lacontra/20110112/54099707610/el-metodo-tomatis-paliaria-un-tercio-del-fracaso-escolar.html

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