Después de unos días muy ajetreados en los que he tenido el blog un poquito "olvidado", aquí estoy de vuelta.
En esta entrada quisiera compartir con vosotr@s una anécdota (musical, ¡cómo no!) que protagonizó mi hijo Héctor hace poco. Resulta que, cuando sólo tenía dos años, "los Reyes Magos" (a petición de sus abuelos paternos) le trajeron un violín de medidas reducidas. Su padre (que es el violinista profesional de la familia) y yo agradecimos el gesto de sus Majestades, pero consideramos que nuestro peque todavía era muy pequeñito para empezar a estudiar cualquier instrumento, así que guardamos su mini-violín en un armario, a la espera de que nuestro hijo se hiciera un poquito más mayor.
Desde hace unas semanas, y a sabiendas de que él tiene su propio instrumento, Héctor pide tocar su violín con frecuencia. Ahora que ya tiene casi tres años y medio, nos parece que ya está más capacitado para iniciarse, aunque de manera muy rudimentaria, en un instrumento (ya os hablé de su primera clase de piano).
De hecho, según el método Suzuky de pedagogía musical, los niños pueden empezar a tocar el violín a partir de la temprana edad de 3 años, contando con la estrecha y constante colaboración de los padres. Aún con todo, mi marido, de momento, le enseña a colocarse correctamente el instrumento y después, simplemente, le deja que experimente con él de manera espontánea.
El caso es que, una de las veces que nuestro hijo tocó durante un rato el violín, yo me puse a "acompañarlo" improvisando con el piano. Mientras tocábamos a dúo madre e hijo, él, de repente, empezó a repetir un motivo rítmico de manera continuada, que sonaba como: pam pa-pa pam (es decir, negra-dos corcheas-negra), a lo que mi marido me preguntó: "¿no es ése el ritmo que tú golpeabas en tu barriga durante su embarazo?".
"Pues sí", le respondí.
Desde el cuarto mes de gestación (y siguiendo una idea del libro El efecto Mozart para niños, de Don Campbell, del cual ya os he hablado), "llamaba" a mi hijo Héctor con dicho ritmo dando unos suaves golpecitos en diferentes lugares de mi barriga con el fín de iniciar una "comunicación" intrauterina con él. Normalmente, mi hijo siempre respondía con un movimiento de su cuerpo.
Una vez nacido mi hijo, no volví a insistir en dicho motivo rítmico de ninguna manera. Sin embargo, casi tres años y medio más tarde, de repente, él empezó a "crear" música utilizando dicha célula rítmica.
Como os podréis imaginar, fue muy emocionante.
Ostras, que maco , no ? quina passada,se m'ha posat la pell de gallina, quantes coses en el nostre cervell queden gravades i no en som conscients...
ResponderEliminarMoltes gràcies per compartir-ho !!!
Una abraçada
Qué bonito Laura, hasta yo me he emocionado.
ResponderEliminarGracias por compartir una experiencia tan bonita. Y es que son tantas cosas las que nos quedan por aprender...
Besos
Impresionante...
ResponderEliminarUn abrazo.
Sois una familia de músicos hasta la médula. Que relato más emotivo. Debió sorprenderos mucho la memoria intrauterina de vuestro niño. Me parece increible... e incluso milagroso.
ResponderEliminarAins que lindooooo, es super emocionante laura es increible eh!
ResponderEliminarbsitos guapa!!
Vaya! qué curioso, Laura!!
ResponderEliminarDesde luego es una anécdota de lo mejor que he escuchado últimamente.
jejjejeje
Un besito
Ostras! Yo también me he emocionado...qué bonito!
ResponderEliminarUn besote!
Ohhhh que bonito lo qu nos cuentas, hay está clarísimo el vínculo madre e hijo desde la gestación. Muy emocionante. Besos!
ResponderEliminarQue bonito!! Es para emocionarse desde luego... M encanta leerte y aprender tanto!!
ResponderEliminarMe gustaría pedirte un favorcillo: haber sí me podías recomendar algún libro sobre pedagogía musical. Tengo el de Inteligencia Musical de M. Luisa Ferreros pero se queda un poco corto. Alguna recomendación? Muchas gracias!!
Que bonito! La verdad es que es para emocionarse!! Me encanta leerte y aprender tanto!
ResponderEliminarMe gustaría pedirte un favor y es que me recomiendes algún libro sobre pedagogía musical. Tengo el de Inteligencia Musical de M. Luisa Ferreros pero explicando los diferentes métodos creo que se queda un poco corto. Me podrías recomendar alguno? Gracias!!
Sin duda, alylu, yo te recomendaría el libro del cual hablo en alguno de mis posts:
EliminarEl efecto Mozart para niños, de Don Campbell (editorial Urano). Es muy, pero que muy interesante y revelador.
Un abrazo fuerte
Que bonito Laura!!! Es increible hasta donde llega la memoria de los niños. Al peque le ponia siempre la misma canción antes de ir a dormir mientras estaba embarazada y es una melodia que aun le tranquiliza. Me parece algo mágico.
ResponderEliminarUn beso!
Me ha emocionado lo que cuentas. Es increible esa conexión tan fuerte cuando están en nuestro interior.
ResponderEliminarBesos para esa gran familia de músicos
Qué fuerte, Laura!!! Es increíble como algunas cosas pueden estar ahí sin que uno ni siquiera lo sepa... Me has dejado anonadada... Un besote!!!
ResponderEliminar¡Hola estimada Laura! Feliz Día del Amigo y espero que pases por mi blog a recoger el sello de la amistad.
ResponderEliminarSaludos.
http://educamusicando.blogspot.com
¡Muchas gracias! Allá voy a recogerlo!!!
EliminarSaludos
¡Muchas gracias a todos por vuestros comentarios!!!
ResponderEliminarUn abrazo