domingo, 9 de octubre de 2011

Dos madres, tres lactancias.

Mi madre (autora del retrato) y Héctor, mi hijo mayor

Unas horas antes de que la Semana Mundial de la Lactancia se acabe, quisiera dedicar este post a las tres personas con las que yo he tenido relación "lactante": mi madre, mi hijo Héctor y mi hija Ariadna (como veis, en esta ocasión me alejo del tema "musical" de mi blog y me adrento de lleno en el "maternal").
Mi primer contacto con la lactancia, de manera consciente, fue hace 32 meses, cuando nació mi hijo mayor. Nunca me había planteado alimentar con leche de fórmula a mis hijos, hasta que ví que Héctor no se cogía, de ninguna manera, a la teta. Durante casi dos meses estuvo tomando, exclusivamente, leche de fórmula (administrada con biberón), hasta que un día, casi milagrosamente, empezó a succionar del pecho (a decir verdad, los consejos de Ana, la enfermera pediátrica de Héctor, y de Muntsa, la monitora de la Liga de la leche con la que contacté, unidos al apoyo incondicional de mi marido, fueron cruciales para lograrlo). Hubo dos semanas de lactancia mixta, hasta que conseguimos llevar a cabo la lactancia exclusiva. Héctor mamó hasta los 21 meses, cuando se destetó, probablemente, a causa de mi segundo embarazo (yo estaba entonces en el cuarto mes de gestación). Con Ariadna, todo ha sido "coser y cantar" desde que nació (ahora tiene casi 7 meses); no he tenido el más mínimo problema. Menos mal...
Siempre me he preguntado por qué era tan importante para mí dar el pecho a Héctor. Por supuesto, yo respeto a aquellas madres que deciden alimentar con leche de fórmula (de hecho, si ésta no existiera, mi hijo hubiera muerto) pero yo sentía la necesidad de amamantarlo. Quizá la respuesta está en el hecho de saber que yo, de bebé,  había tomado "teta". En una época (finales de los años 70) en la que la lactancia casi había sido erradicada de la faz de la tierra (o, al menos, de los países industrializados) y en la que la  información y el apoyo a las madres lactantes, en concreto (y a la maternidad, en general) era casi nula, mi madre me dió el pecho durante seis meses (gracias, mamá). A su vez, mi madre había sido amamantada alrededor de 2 años por mi abuela (que es una de las personas más "prolactancia" que conozco...), así que para mí era inconcebible que yo no pudiera hacerlo.
A raíz de mi vivencia, hace unos meses decidí formarme como monitora de La liga de la leche. Ojalá yo también pueda poner mi "granito de arena" para ayudar a madres que, como yo, sienten el deseo y la necesidad de dar el pecho a sus bebés.

4 comentarios:

  1. me encanta leer tu historia, y por cierto,el cuadro es PRECIOSO!

    me alegro que lograses la lactancia materna. a mí me pasó parecido con mi nena, le dí biberón y pecho durante unos meses, y luego pasamos a teta exclusiva. y con ella seguimos, bueno y comida, ya tiene casi 19 meses.

    lo que no logro quitarme es el temor que me muerda, a veces lo hace como jugando, la riño y aparto pero bueno espero que deje de hacerlo pronto.
    un saludo Laura

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  2. Muchas gracias, Diana, por tu comentario. Me alegra saber que tú también lograste la lactancia exclusiva con tu hija; el tema de los mordiscos...¡ay!!!! ...con Héctor también me pasaba...pero, en fin, son "gajes del oficio".
    Un abrazo

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  3. Lo primero, me encanta el retrato ;-)
    Que curioso, para mi fue importatante comenzar a amamantar justo por el motivo contrario... porque mi madre solo me dio teta durante 2 meses, luego siguiendo los consejos de principios de los 70 pasó al biberón...
    abrazos lactantes!

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  4. ¡Me alegro mucho de que te guste el retrato! La verdad es que el cuadro visto "en vivo y en directo" es aún más bonito...
    Los motivos que nos impulsan a desear amamantar a nuestros bebés son muy diversos...creo que lo más importante es que, si realmente lo deseamos, tengamos el apoyo social y profesional para poder llevarlo a cabo.
    Un abrazo

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